domingo, 6 de septiembre de 2009

Fe mi voz te llama


Fe, cuando te escondes enloquece mi prudencia

y el pensamiento se me nubla por lo incierto

el manantial no se muestra transparente, ¡confunde mi semblanza!

ya no soy el mismo en el reflejo de sus aguas.



Fe, mi voz te llama cuando acecha el desespero

se me pierde el tiempo, mi memoria desfallece

vago sin luz, por calles desoladas arrastrado por el eco

de un sueño confundido cultivador de mis penas, sin pedir permiso.



Fe, porque permites que mi canto no se escuche?

y mi expresión sentida se torne invisible



Fe, tu que conduces mi conciencia

no me abandones cuando se acerca la tormenta

dame la mano eternamente y viviré tranquilo

confiado a tu sombra, ¡ bendita fe!




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