Fe, cuando te escondes enloquece mi prudencia
y el pensamiento se me nubla por lo incierto
el manantial no se muestra transparente, ¡confunde mi semblanza!
ya no soy el mismo en el reflejo de sus aguas.
Fe, mi voz te llama cuando acecha el desespero
se me pierde el tiempo, mi memoria desfallece
vago sin luz, por calles desoladas arrastrado por el eco
de un sueño confundido cultivador de mis penas, sin pedir permiso.
Fe, porque permites que mi canto no se escuche?
y mi expresión sentida se torne invisible
Fe, tu que conduces mi conciencia
no me abandones cuando se acerca la tormenta
dame la mano eternamente y viviré tranquilo
confiado a tu sombra, ¡ bendita fe!
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